Nada más pasar el «Arco Bajo» de la Plaza de la Corredera, ubicado al Este de la misma, nos encontramos con la portada de la Ermita del Socorro, situada en la plazuela del mismo nombre. Esta proximidad existente entre tan imponente arco de medio punto y la fachada de nuestra ermita, en cierto modo la empequeñece, sin embargo, nos concede un conjunto de gran encanto.
La fachada de la Ermita del Socorro presenta una línea elegante y sencilla. La portada, de medio punto con clave resaltada, se encuentra flanqueada por dobles pilastras que soportan un entablamento de triglifos y metopas lisas que, a su vez, sirve de base a un frontón triangular partido. El segundo cuerpo presenta, sobre pedestal, un esquema similar al primero, en el que destaca una imagen esculpida en piedra de la «Virgen del Socorro» situada dentro de una hornacina avenerada, bajo la que se ha conservado la inscripción: «Se acavo esta obra á Onrra i gloria de Dios Nuestro Señor Jesuxpto i de la siempre Virgen Sta Maria, Su bendita Madre…«. En los laterales se proyectan dos óculos que sirven de iluminación al templo, al que hay que añadir un tercero, situado en el interior del frontón triangular que remata el conjunto, y al que curiosamente no acompaña la moldura que lo cubre en su vértice superior.
La Ermita del Socorro fue en el siglo XV un hospital, conocido entonces bajo la advocación de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora de los Ángeles, cuya fachada, curiosamente, daba a la Plaza de la Corredera, no como hoy, que lo hace a la Plaza del Socorro. A partir de la epidemia de peste que azotó a la ciudad a mediados del siglo XVII, pasó a denominarse Hospital de la Corredera de Nuestra Señora del Socorro. Cuando el Corregidor Francisco Ronquillo Briceño mandó la reconstrucción de la Plaza de la Corredera en el año 1685, adaptó el edificio a la ermita que es hoy.
Adentrándonos ya en el interior de la Ermita del Socorro, apreciamos que se estructura en torno a una sencilla planta de cruz latina, cubierta por bóveda de cañón con lunetos, con crucero cubierto por cúpula ovalada sobre pechinas. El retablo que preside el Altar Mayor fue realizado a comienzos del siglo XVIII por Alonso Gómez Caballero, discípulo de Zambrano y tío de Gómez de Sandoval, sin mayor importancia que la imagen que lo preside, la Virgen del Socorro, una talla de autor desconocido y fechada a mediados del siglo XVII. Sin duda alguna, una de las «hermandades de gloria» con más solera que procesionan en nuestra ciudad.
En los brazos del crucero se encuentran dos pequeños altares, el Altar del Cristo de las Tribulaciones en el lado del evangelio, y el Altar de las Ánimas Benditas en el de la epístola. En el primer caso destaca el Cristo de las Tribulaciones, un Cristo crucificado realizado en madera policromada, al que le acompañan dos imágenes que representan a San Juan y a la Virgen de los Dolores, todas tallas anónimas del siglo XVIII. En el segundo caso destacan lienzos pertenecientes a la escuela cordobesa del siglo XVIII, como es el caso de las «Ánimas en el Purgatorio«.
Por último destacar dos altares barrocos, el Altar de San Rafael, presidido por una escultura del arcángel custodio de la ciudad, obra de Alonso Gómez de Sandoval, y el Altar de San José, obra de Juan Morillo, quien finalizó un proyecto comenzado por Teodosio Sánchez de Rueda.
As soon as we pass the "Arco Bajo" of the Plaza de la Corredera, located to the east of it, we find the front of the Ermita del Socorro, located in the square of the same name. This proximity between such an imposing semicircular arch and the façade of our hermitage dwarfs it in a certain way, however, it gives us a set of great charm.
The façade of the Ermita del Socorro presents an elegant and simple line. The semicircular doorway with a highlighted keystone is flanked by double pilasters that support an entablature of triglyphs and smooth metopes which, in turn, serve as the base for a split triangular pediment. The second body presents, on a pedestal, a scheme similar to the first, in which an image sculpted in stone of the "Virgen del Socorro" stands out, located inside a venerated niche, under which the inscription has been preserved: "Se acavo esta Work to the Honor and Glory of God Our Lord Jesus Christ and of the ever-Virgin Saint Mary, His blessed Mother…«. Two oculi are projected on the sides that serve as lighting for the temple, to which must be added a third, located inside the triangular pediment that finishes off the ensemble, and which, curiously, does not have the molding that covers it at its upper vertex.
The Ermita del Socorro was a hospital in the 15th century, then known under the invocation of the Holy Trinity and Our Lady of the Angels, whose façade, curiously, overlooked the Plaza de la Corredera, not like today, which faces the Relief Square. After the plague epidemic that struck the city in the mid-17th century, it was renamed Hospital de la Corredera de Nuestra Señora del Socorro. When Corregidor Francisco Ronquillo Briceño ordered the reconstruction of the Plaza de la Corredera in 1685, he adapted the building to the hermitage that it is today.
Going inside the Ermita del Socorro, we appreciate that it is structured around a simple Latin cross plan, covered by a barrel vault with lunettes, with a transept covered by an oval dome on pendentives. The altarpiece that presides over the High Altar was made at the beginning of the 18th century by Alonso Gómez Caballero, a disciple of Zambrano and uncle of Gómez de Sandoval, with no greater importance than the image that presides over it, the Virgen del Socorro, a carving by an unknown author and dated to the middle of the 17th century. Without a doubt, one of the most traditional "brotherhoods of glory" that procession in our city.
In the arms of the transept there are two small altars, the Altar of the Christ of Tribulations on the gospel side, and the Altar of the Blessed Souls on the epistle side. In the first case, the Cristo de las Tribulaciones stands out, a crucified Christ made of polychrome wood, which is accompanied by two images representing Saint John and the Virgin of Sorrows, all anonymous eighteenth-century carvings. In the second case, canvases belonging to the Cordovan school of the 18th century stand out, as is the case of the «Souls in Purgatory«.
Lastly, two baroque altars should be highlighted: the Altar of San Rafael, presided over by a sculpture of the city's guardian archangel, the work of Alonso Gómez de Sandoval, and the Altar of San José, the work of Juan Morillo, who completed a project started by Teodosio Sanchez de Rueda.
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